El síndrome del cuidador refiere a aquellas personas que sufren el desgaste físico, psicológico y de su salud en general en el cuidado constante y continuado del enfermo por cualquier enfermedad crónica, mental, o los cuidados de la vejez). La persona tiene que afrontar de repente una situación nueva para la que no está preparada y que consume todo su tiempo y energía ya que la enfermedad no sólo se interpone en la vida del afectado, sino que también conlleva una carga psicológica y mental para su entorno y las personas que cuidan de él. El malestar psicológico puede derivar en otros de tipo físicos o agravar ese estado psicológico hasta el punto de que la persona puede llegar a caer en depresión. Por eso se considera una premisa fundamental el darle todo el apoyo a aquella o aquellas personas encargadas al cuidado del enfermo.
¿Cómo se manifiesta el síndrome del cuidador?
La persona que “cuida” a otra puede desarrollar episodios de estrés de variable intensidad. Se trata de un trastorno con unas implicaciones graves tanto a nivel físico como psicológico. Este es un síndrome poco conocido, también llamado “fatiga de compasión”, que afecta cada vez a más trabajadores del mundo sanitario, así como familiares.
Entre otras manifestaciones pueden existir:
- Trastornos del sueño.
- Irritabilidad.
- Altos niveles de ansiedad.
- Reacción exagerada a críticas.
- Dificultad en relaciones interpersonales.
- Desesperanza.
- Resentimiento.
- Dolores osteomusculares y dolores asociados.
- Patologías cardiovasculares.
- Trastornos gastrointestinales.
- Alteraciones del sistema inmunológico.
- Cansancio.
- Aislamiento y perdida de interés.
- Dificultades para concentrarse y alteración de la memoria.
- Manifestaciones Psicológicas
La salud mental de los cuidadores principales suele verse más afectada que la salud física:
- Depresión, ansiedad, estrés, hipocondría.
- Problemas psicosomáticos como dolor de cabeza, pérdida de apetito, temblor, problemas gástricos, palpitaciones, vértigo, alergia inmotivada, insomnio, problemas de memoria y concentración, etc.
- Problemas emocionales: Si bien los sentimientos son algo natural, en el cuidador se convierten en algo perturbador, debido a que no saben controlarlos. Las reacciones emocionales son variadas: Tristeza, preocupación, soledad, irritabilidad, culpabilidad, depresión, entre otras.
Perfil habitual o más común del cuidador
Mujer u hombre de edad media, familiar directo del afectado (pareja, madre, hija, o bien puede ser el padre, hijo…), muy voluntariosa/o, trata de compaginar el cuidado de su familiar con sus responsabilidades ordinarias, cree que ésta será una situación llevadera y que no se prolongará demasiado tiempo y espera ser ayudada por su entorno más cercano.
Factores que predisponen a tener síndrome del cuidador
- Acumulación de estresores.
- Actividades que exigen dependencia.
- Cambios conductuales del paciente.
- Costos económicos.
- Limitación de actividades
¿Cómo saber si tengo síndrome del cuidador?
- La persona que suele pasar por esta situación se responsabiliza de forma única la mayoría de las veces de un familiar enfermo dependiente.
- Tenes sentimientos como cansancio, desesperanza, depresión, y muchas veces sentimientos ambivalentes como rabia, hostilidad encubierta hacia el enfermo, y a la vez, sentimientos de culpa por generarse este tipo de emociones negativas.
- Te desconectas totalmente de tus propias necesidades para entrar en una rueda de codependencia en el que solo puede vivir si uno se siente necesario para los demás.
Importante
- La intensidad del síndrome varía según los apoyos familiares, sociales y el aislamiento.
- La ayuda que otros miembros de la familia puedan dar serán imprescindibles para ayudar a la persona que padece el síndrome del cuidador, una persona que vive para cuidar de los demás, pero no es capaz de cuidarse a sí misma.
Recomendaciones
- La intervención psicológica es fundamental para modificar aspectos cognitivos (pensamientos y emociones que puedan estar facilitando el trastorno) e intervenir sobre determinadas conductas.
- Infórmese muy bien sobre los cuidados que precisa la persona a la que va a cuidar. Para ello puede consultar con su médico.
- Descanse cada día lo suficiente.
- Evite auto medicarse.
- Vaya a su médico siempre que se encuentre mal, no lo deje para más adelante y no ponga excusas para no ir.
- Realice los seguimientos que sean necesarios si padece alguna enfermedad (hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, etc.).
- Procure mantener sus amistades y acudir a reuniones sociales y actividades que le permitan seguir ampliando sus redes sociales.
- Siga realizando algunas de las actividades y hobbies que siempre le han gustado (ir al cine, pasear, hacer ejercicio, ir a la piscina, tejer o bordar, hacer crucigramas,…).
- No se sienta culpable por reírse o pasarlo bien, si usted es feliz le será más fácil sobrellevar la situación.
- Cuide su aspecto físico, esto mejorará su bienestar psicológico.
- Ha de tener un tiempo a la semana para usted mismo, de forma que debe buscar ayuda de un familiar, un amigo, o un asistente que cuide a la persona que usted cuida durante ese tiempo que le pertenece.
- Dias de vacaciones al año, después de lo cual verá las cosas de forma diferente.
- Prepárese para posibles situaciones de duelo que podría enfrentar en un futuro.
- El Mindfulness o conciencia plena por medio de su práctica, le enseñará a observar y a aceptar los pensamientos, sensaciones y emociones sin el afán de modificarlos ni cambiarlos. Dicha técnica ha demostrado resultados para reducir el malestar psicológico siempre y cuando se acepte integrar su práctica a la vida cotidiana.
BIBLIOGRAFIA
Gerardo Viau. (2014). “La importancia de cuidar a los que cuidan”. Disponible en: La importancia de cuidar a los que cuidan - Rioja Salud